11 de abril de 2021

ANTE LA LEY - DE FRANZ KAFKA

TEXTO COMPLETO -ANALISIS  

Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede dar el acceso. El hombre reflexiona y luego pregunta si es que podrá entrar más tarde. 

—Es posible —dice el guardián—, pero ahora, no.

Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para observar disimuladamente el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice: 

 —Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero.  

El campesino no había previsto semejantes dificultades. Después de todo, la Ley debería ser accesible a todos y en todo momento, piensa. Pero cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. 

El guardián le da un banquillo y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le formula, con frecuencia, pequeños interrogatorios. Le pregunta acerca de su terruño y de muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. 

El hombre, que estaba bien provisto para el viaje, invierte todo —hasta lo más valioso— en sobornar al guardián. Este acepta todo, pero siempre repite lo mismo: 

—Lo acepto para que no creas que has omitido algún esfuerzo. 

 Durante todos esos años, el hombre observa ininterrumpidamente al guardián. Olvida a todos los demás guardianes y aquél le parece ser el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley. Durante los primeros años maldice su suerte en voz alta, sin reparar en nada; cuando envejece, ya sólo murmura como para sí. Se vuelve pueril, y como en esos años que ha consagrado al estudio del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de pieles, también suplica a las pulgas que lo ayuden a persuadir al guardián.  

Finalmente su vista se debilita y ya no sabe si en la realidad está oscureciendo a su alrededor o si lo engañan los ojos. Pero en aquellas penumbras descubre un resplandor inextinguible que emerge de las puertas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antes de morir resume todas las experiencias de aquellos años en una pregunta, que nunca había formulado al guardián. Le hace una seña para que se aproxime, pues su cuerpo rígido ya no le permite incorporarse. El guardián se ve obligado a inclinarse mucho, porque las diferencias de estatura se han acentuado señaladamente con el tiempo, en desmedro del campesino. 

—¿Qué quieres saber ahora? –pregunta el guardián—. Eres insaciable. 

—Todos buscan la Ley –dice el hombre—. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo ha solicitado permiso para llegar a ella? 

El guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que sus oídos debilitados perciban las palabras. 

—Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré. 

ANÁLISIS DE ANTE LA LEY - Por Francisco Aveiro.  

El texto básicamente hace referencia a la burocracia en la justicia, a los formalismos rígidos que deben ser cumplidos y que si no se cumplen, los mismos se sitúan ante nosotros como “el guardián” que no nos permite acceder a la justicia.  

Las puertas de la Ley están abiertas para todos, pero si “el campesino” ve al proceso como “un guardían” rígido al que debe atravesar para acceder a la justicia, entonces no va a acceder a la misma, sin embargo, si se atreve a superar al primer guardián entonces se encontrará con otro guardián más poderoso que tampoco le permitirá acceder a la justicia.  

Tal vez la analogía del guardián hace referencia al Estado, a las etapas del proceso, o tal vez al mismo Juez. El Juez debe ceñirse estrictamente al derecho escrito, ni siquiera puede aplicar su noción de equidad (al menos en el Proceso Paraguayo), el Juez de primera Instancia está ahí, si iniciás el proceso debiste superar el primer formalismo, y a medida que vas superando formalismos el proceso puede extenderse durante años, sin embargo, el Juez no puede hacer nada para darte Justicia rápida y barata.

Al final, ya sea por cansancio o porque ya gastaste mucho dinero, terminás desistiendo de tu búsqueda de justicia, y quedás sin fuerzas como el campesino de Kafka, y ese pedido de justicia que tenías se archiva. 

Pero el guardián de Kafka es poderoso ante la observación del campesino, y después de él hay guardianes más poderosos… entonces ¿habría que ser más poderoso que el guardián para acceder ante la Justicia? ¿Qué pasa en la práctica? ¿Acaso no son aquellos “mas poderosos” que la Ley los que consiguen justicia pronta y barata? ¿..y quién es más poderoso que la Ley? Sabemos bien que en la práctica hay parásitos privilegiados que consiguen justicia con un telefonazo... 

Justicia larga, cara, injusta y corrupta.

Hay más publicaciones que te pueden interesar:

Entre la ley y la equidad 

El ostracismo en la democracia griega

 Primeras mujeres abogadas en el mundo

La leyenda de forseti y la isla de la justicia 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

000